Rosario por los difuntos
El rezo Rosario por los difuntos – Martes y Viernes / Misterios Dolorosos del Santo Rosario por los difuntos para
los días Martes y Viernes (Misterios Dolorosos).
“Y, porque consideró que aquellos que se han
dormido en Dios tienen gran gracia en ellos. Es, por lo tanto, un pensamiento
sagrado y saludable orar por los muertos, que ellos pueden ser librados de los
pecados” (2 Mac. 12,43-46).
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros
enemigos, líbranos Señor Dios Nuestro.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo.
Amén.
V: Ave María Purísima
R: Sin pecado concebida
V: Abre Señor mis labios
R: Y mi boca proclamara tu alabanza
V: Dios mio ven en mi auxilio
R: Señor apresúrate en socorrerme.
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser vos quien sois, bondad infinita, y
porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de
vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y
cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.
Dales Señor el descanso eterno y brille para
ellos la luz perpetua.
Ofrecimiento del Rosario
Dios Padre Todopoderoso, apoyados en nuestra fe
que proclama la vida, muerte, pasión y resurrección de tu Hijo Jesucristo, te
ofrecemos este Santo Rosario por nuestro(a) hermano(a) _____ y te pedimos, que
así como ha participado ya de la muerte de Jesucristo que también llegue a
participar de la alegría de la gloriosa resurrección.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
¡Oh Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra,
Reina del Santo Rosario! Fiados en vuestra bondad nos acercamos a Vos, para
honrar vuestro nombre y consolar nuestras almas.
María con solo nombrarte mi alma recibe alegría,
con la esperanza que tengo de verte en mi compañía , del arca testamento y de
la paz alegría, con el nombre de María empezamos el Padre Nuestro.
Padre Nuestro:
Rezar el Credo:
Avemarías:
Rezar el Gloria:
Primer Misterio: La agonía de Jesús en Getsemaní
Aunque Jesús era Hijo de Dios, sintió la
necesidad de prepararse a la muerte mediante la oración. Es precisamente en la
oración donde Jesús encuentra la fuerza para enfrentarse con valor a los
sufrimientos. Es un ejemplo para nosotros. No podremos superar las distintas
pruebas de la vida si no tenemos la costumbre de orar. En realidad la oración
es la fuerza del cristiano.
¡Oh dolorosísima Madre de Jesús!, quien,
despedido y apartado de tu compañía, oró con mortales agonías en el huerto,
donde por un ángel fue confortado!, este Misterio te lo ofrecemos, para que por
tu intercesión nuestro(a) hermano(a) _____ y aquellos que están en el
purgatorio, sean confortados por Jesucristo en sus penas.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
Padre Nuestro:
Avemarías:
Rezar el Gloria:
Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos
del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las
más necesitadas de tu misericordia.
Por tu limpia Concepción ¡oh! Soberana Princesa,
de una muy grande pureza te pido de corazón, que las almas no se pierdan ni
mueran sin confesión.
Señor Jesucristo, que nos dejaste las señales de
tu Pasión en la sábana santa, en la cual fue envuelto tu cuerpo santísimo
cuando por José fuiste bajado de la cruz: Concédenos, piadosísimo Señor, que
por tu muerte y sepultura santa, y por los dolores y angustias de tu Santísima Madre
María, Señora nuestra, sea llevada a descansar el alma de tu siervo(a) ______ y
todos los que están en el purgatorio, a la gloria de tu resurrección, donde
vives y reinas con Dios Padre en la unidad del Espíritu Santo, por todos los
siglos.
Amén.
Si por tu preciosa sangre Señor lo(a) habéis
redimido. Que lo(a) perdones te pido por tu pasión dolorosa.
Segundo Misterio: La Flagelación
En nuestra vida buscamos siempre las
comodidades. Y, muchas veces, para conseguir más satisfacciones, nos olvidamos de
la Ley de Dios. Jesús tuvo que pagar todos estos pecados mediante la
flagelación, que transformó toda su espalda en una inmensa llaga.
¡Oh, María, mar de dolores!, este Misterio te lo
ofrecemos en memoria del inmenso dolor que tuviste, viendo desnudo y azotado
cruelmente al Hijo de tus entrañas; por Él te suplicamos que intercedas para
que nuestro(a) hermano(a) _____ y todos aquellos que se encuentran en el
Purgatorio, sean liberados de sus sufrimientos.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
Padre Nuestro:
Avemarías:
Rezar el Gloria:
Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos
del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las
más necesitadas de tu misericordia.
Por tu limpia Concepción ¡oh! Soberana Princesa,
de una muy grande pureza te pido de corazón, que las almas no se pierdan ni
mueran sin confesión.
Señor Jesucristo, que nos dejaste las señales de
tu Pasión en la sábana santa, en la cual fue envuelto tu cuerpo santísimo
cuando por José fuiste bajado de la cruz: Concédenos, piadosísimo Señor, que
por tu muerte y sepultura santa, y por los dolores y angustias de tu Santísima
Madre María, Señora nuestra, sea llevada a descansar el alma de tu siervo(a)
______ y todos los que están en el purgatorio, a la gloria de tu resurrección,
donde vives y reinas con Dios Padre en la unidad del Espíritu Santo, por todos
los siglos.
Amén.
Si por tu preciosa sangre Señor lo(a) habéis
redimido. Que lo(a) perdones te pido por tu pasión dolorosa.
Tercer Misterio: La Corona de espinas
El orgullo ha sido siempre la causa de muchos
pecados. Para pagar nuestros pecados de orgullo, Jesús aceptó la humillación de
ser coronado con espinas, como un rey de burlas. Si queremos vivir como
verdaderos cristianos, tenemos que luchar en contra del orgullo y la soberbia.
¡Cuántos pleitos y cuántos rencores se pueden evitar mediante la humildad!
¡Oh, María, rosa entre espinas!, este Misterio
te lo ofrecemos en desagravio por el dolor que tuviste viendo a tu Hijo,
afectado y coronado de espinas; te suplicamos que, por este dolor, nuestro(a)
hermano(a) _____ y los que se encuentran en el purgatorio, sean, por tu
intercesión, libres de las penas que padecen y coronados en la Gloria.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
Padre Nuestro:
Avemarías:
Rezar el Gloria:
Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos
del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las
más necesitadas de tu misericordia.
Por tu limpia Concepción ¡oh! Soberana Princesa,
de una muy grande pureza te pido de corazón, que las almas no se pierdan ni
mueran sin confesión.
Señor Jesucristo, que nos dejaste las señales de
tu Pasión en la sábana santa, en la cual fue envuelto tu cuerpo santísimo
cuando por José fuiste bajado de la cruz: Concédenos, piadosísimo Señor, que
por tu muerte y sepultura santa, y por los dolores y angustias de tu Santísima
Madre María, Señora nuestra, sea llevada a descansar el alma de tu siervo(a)
______ y todos los que están en el purgatorio, a la gloria de tu resurrección,
donde vives y reinas con Dios Padre en la unidad del Espíritu Santo, por todos
los siglos.
Amén.
Si por tu preciosa sangre Señor lo(a) habéis
redimido. Que lo(a) perdones te pido por tu pasión dolorosa.
Cuarto Misterio: Con la Cruz a cuestas
Por amor a nosotros Jesús cargó con la cruz y
subió al Calvario. En lugar de juzgar y condenar a los demás, tenemos que hacer
el esfuerzo por soportar sus defectos y ayudarlos a superarse. Sólo así
imitaremos a Jesús.
¡Oh, María, traspasada de dolor en la calle de
la amargura, por encontrar en ella a tu inocente Hijo, sentenciado a muerte y
agobiado con el grave peso de la cruz!, este Misterio te lo ofrecemos
suplicándote que nuestro(a) hermano(a) _____ y aquellos que están en el
purgatorio, por tus ruegos ante Jesucristo, sean libres de la cruz de penas que
padecen.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
Padre Nuestro:
Avemarías:
Rezar el Gloria:
Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos
del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las
más necesitadas de tu misericordia.
Por tu limpia Concepción ¡oh! Soberana Princesa,
de una muy grande pureza te pido de corazón, que las almas no se pierdan ni
mueran sin confesión.
Señor Jesucristo, que nos dejaste las señales de
tu Pasión en la sábana santa, en la cual fue envuelto tu cuerpo santísimo
cuando por José fuiste bajado de la cruz: Concédenos, piadosísimo Señor, que
por tu muerte y sepultura santa, y por los dolores y angustias de tu Santísima
Madre María, Señora nuestra, sea llevada a descansar el alma de tu siervo(a)
______ y todos los que están en el purgatorio, a la gloria de tu resurrección,
donde vives y reinas con Dios Padre en la unidad del Espíritu Santo, por todos
los siglos.
Amén.
Si por tu preciosa sangre Señor lo(a) habéis
redimido. Que lo(a) perdones te pido por tu pasión dolorosa.
Quinto Misterio: Crucifixión y muerte de Jesús
“No existe amor más grande que éste: dar la vida
por los amigos” (Juan 15, 13-15), había dicho Jesús. Y lo prueba sufriendo y
muriendo por nosotros en la cruz. Jesús nos dejó la prueba más grande de su
amor. Ahora depende de nosotros saber aprovechar este amor, renunciando a
nuestra vida de pecado y tratando de empezar una nueva vida.
¡Oh desconsolada Reina, afligida Madre,
desamparada Virgen!, este Misterio te lo ofrecemos para que intercedas ante tu
Hijo, que nos redimió con su muerte, a fin de que nuestro(a) hermano(a) _____ y
todos aquellos que están purificándose en el purgatorio se vean aliviados por
Su sangre.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
Padre Nuestro:
Avemarías:
Rezar el Gloria:
Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos
del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las
más necesitadas de tu misericordia.
Por tu limpia Concepción ¡oh! Soberana Princesa,
de una muy grande pureza te pido de corazón, que las almas no se pierdan ni mueran
sin confesión.
Señor Jesucristo, que nos dejaste las señales de
tu Pasión en la sábana santa, en la cual fue envuelto tu cuerpo santísimo
cuando por José fuiste bajado de la cruz: Concédenos, piadosísimo Señor, que
por tu muerte y sepultura santa, y por los dolores y angustias de tu Santísima
Madre María, Señora nuestra, sea llevada a descansar el alma de tu siervo(a)
______ y todos los que están en el purgatorio, a la gloria de tu resurrección,
donde vives y reinas con Dios Padre en la unidad del Espíritu Santo, por todos
los siglos.
Amén.
Si por tu preciosa sangre Señor lo(a) habéis
redimido. Que lo(a) perdones te pido por tu pasión dolorosa.